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UNA LUZ QUE SE EXTINGUIÓ, PERO SU LEGADO BRILLARÁ POR SIEMPRE

Con un mar de aplausos y la lectura del famoso cuento «El Mundo » del escritor y periodista uruguayo Eduardo Galeano, fue despedido el ingeniero de la Universidad Nacional de Colombia, Daniel Aranda Estrada, una persona que brilló con luz propia dentro y afuera de la universidad.

Profesores, amigos, compañeros, seguidores y en general la comunidad de la Facultad de Ingeniería, fueron convocados por la Decanatura y la Dirección de Bienestar para brindar un sentido homenaje a su vida en la Plaza de la Esfera, entre flores y palabras de reflexión de sus amigos más allegados. Daniel era muy reconocido por su activa participación en redes sociales, en especial en Twitter, donde era crítico permanente de la privacidad de la información, pero ante todo, de las injusticias del mundo en especial de su amada Colombia. Muy recordado por su gran capacidad de ejecutar y desarrollar sus labores en la Facultad de Ingeniería, su timidez, su mirada inquieta, las ganas de trabajar siempre, su responsabilidad e inteligencia.

Daniel luchó incansablemente por defender el proceso de paz y para votar por el SI en el plebiscito de 2016, siempre demostró preocupación por la situación actual del país sobre todo para buscar la paz y el perdón entre los colombianos.

Su situación familiar fortaleció y formó su carácter transformando las preguntas que muy seguido se hacía: «y hoy andamos en las calles preguntándonos: ¿Y ahora qué? -¿claudicaremos? ¿renunciaremos? ¿negociamos nuevamente? Solo debo decir que el propósito de la Paz es un objetivo común que no debemos escatimar ningún esfuerzo para conseguirla»

Carlos, su amigo más cercano hizo un llamado a todos los presentes para valorar a las personas más cercanas, preocupase más por sus sentimientos y disfrutar de cada uno de los momentos que comparten. «Es importante salir de casa y mantener las buenas relaciones con todos, mirar dentro de nuestros corazones, tener el valor de pedir perdón, reconocer nuestros errores, aceptarnos como somos. Daniel: el vacío que nos dejas es grande»

Daniel deja a sus amigos más que un buen recuerdo y anécdotas de su vida, sembró una semilla pensamiento crítico en sus conciencias y su ejemplo de humildad y de inmensa sencillez y el valor por defender sus ideales y sobretodo el amor por la Universidad, por la que tanto trabajó y lucho.

El cierre de este homenaje lo realizó la Dirección de Bienestar con un poema de Jorge Luis Borges: instantes.