Ciencia de datos y transición energética: una visión desde la ingeniería eléctrica – Profesor Óscar Duarte

Soy Óscar Duarte, ingeniero electricista graduado de la Universidad Nacional. Recientemente, en los últimos cinco años, he estado enfocado en los temas de ciencia de datos aplicados a la energía
Ciencia de datos y los retos de la transición energética
En los últimos cinco años, he estado enfocado en los temas de ciencia de datos aplicados a la energía. Es un desafío que involucra todas las formas de energía, incluyendo aquellas que no están relacionadas con la energía eléctrica. Sin embargo, hasta el momento, me he concentrado principalmente en la información relacionada con la energía eléctrica en sus diversas versiones disponibles. ¿Y cómo se aplican estos datos? ¿Cuál es su propósito? Fundamentalmente, se usan para tomar decisiones basadas en evidencia, no en opiniones. La ingeniería tiene una larga tradición en el manejo de datos, pero cuando los problemas son muy complejos, requieren procesamientos innovadores para poder entender lo que está sucediendo y tomar decisiones nuevas ante problemas antiguos o encontrar soluciones a problemas nuevos que han surgido.
¿Cuál es su perspectiva sobre la transición energética justa?
A mí me gustaría que hubiera claridad sobre el concepto de ‘justicia’. ¿Qué significa justicia en este contexto? Dentro de lo que he encontrado en la literatura técnica, la mejor referencia, a mi parecer, proviene del Departamento de Energía de Estados Unidos. Ellos han utilizado una acepción de justicia relacionada con la energía que tiene varios componentes. Recuerdo algunos de ellos, como la pobreza energética, que es uno de los componentes de la justicia. Otro concepto es el de democracia energética, que no es otra cosa que considerar a todas las partes al tomar decisiones. Además, hay componentes relacionados con la sustentabilidad en el manejo de la energía bajo la idea de que el planeta es de todos y debe ser gestionado de manera responsable.
Existen conceptualizaciones construidas en otros contextos sobre lo que podría significar la justicia en términos de energía, y dentro de lo que he encontrado, la que maneja el Departamento de Energía de Estados Unidos es la que más se acerca a nuestros problemas. Sin embargo, estos conceptos deben adaptarse a nuestras realidades, ya que no se pueden aplicar de manera directa en contextos muy diferentes. Por ejemplo, uno de los errores cometidos hace unos años, cuando comenzó a hablarse de la transición energética justa en el país, fue importar la idea de justicia en la transición desde África, donde el principal problema era qué hacer con las minas. Este no es nuestro problema; tenemos otros desafíos. Este es un error, ya que desde ahí ya comienza a fallar el concepto si no está claro. Es decir, es fundamental tener claridad en los conceptos.
¿Cómo observa la oferta académica en el tema de transición energética?
En cuanto a la oferta académica del departamento sobre la transición energética y energías renovables, aún tenemos una gran tarea por desarrollar. Aunque es cierto que se ha ampliado el trabajo de los distintos grupos de investigación y se han introducido nuevos cursos que abordan los nuevos retos del sistema energético, el desafío es tan grande que aún hay muchos frentes que no hemos cubierto. Algunos de estos frentes son de naturaleza técnica, mientras que otros están relacionados con la política energética.
Por ejemplo, en el ámbito técnico, siento que aún debemos desarrollar una mejor comprensión de cómo funcionan las baterías, que son un componente crítico en la transición energética. En nuestros cursos, veo que aún tenemos trabajo por hacer en este tema. En cuanto a la economía energética, creo que deberíamos profundizar más. Los cursos actuales son muy interesantes y buenos, pero logran solo ofrecer un panorama general de la situación, mientras que la economía energética es un campo tan vasto y especializado que todavía queda mucho por explorar.»
¿Cómo observa a la comunidad universitaria en la transición energética?
Es interesante observar cómo a lo largo de los años los estudiantes muestran interés en ciertos temas. A veces hay un auge sobre determinados temas, pero luego ese interés disminuye y surge otro. Sin embargo, en los últimos cinco años, ha crecido significativamente la sensibilidad ambiental.
Los problemas de sostenibilidad están muy presentes, tanto en estudiantes como en profesores, y esto es algo muy positivo que debemos aprovechar, ya que actúa como un estímulo importante para el aprendizaje.
Sin embargo, es necesario complejizar la realidad para poder comprender mejor los problemas. Una visión excesivamente simplificada solo muestra una cara de los problemas. Si solo nos centramos en el aspecto medioambiental, dejamos de resolver otros problemas igualmente importantes, como el acceso a la energía, el desarrollo industrial y la integración regional, entre otros costos. Es necesario considerar también los costos financieros, ya que la transición energética es mucho más costosa de lo que se piensa.